Emprender en zonas afectadas por la violencia y la pobreza: mujeres jefes de hogar transforman sus realidades gracias a sus microempresas
El 16 de abril, el mundo celebra el Día del Emprendimiento para resaltar el espíritu de las personas emprendedoras y la importancia de fomentar la generación de ideas de negocio y su puesta en marcha por el desarrollo de los países. En Colombia, el surgimiento de nuevas empresas es liderado por las mujeres, quienes registraron 143.466 unidades productivas en 2022, que representa el 62,5% de los negocios que fueron creados a lo largo del año pasado, según el Registro Único Empresarial y Social (RUES).
En territorios afectados históricamente por la violencia y la pobreza, mujeres responsables de sus hogares, muchas de ellas ubicadas en zonas rurales dispersas, están desafiando (¿superando?) sus miedos a través de pequeños emprendimientos que les permiten darles un sustento a su núcleo familiar y generar confianza en ellas mismas.
Este es el caso de Nathalia Capera, una madre cabeza de familia de 34 años, quien se encuentra en el municipio de San Vicente del Caguán, en el departamento del Caquetá, y quien ha demostrado que ningún sueño es pequeño cuando se trata de emprender y sacar adelante a su familia.
Motivada por la difícil situación económica y su principal motor de vida que son sus dos hijos preadolescentes, la emprendedora decidió prepararse con Empropaz y acceder a un crédito semilla entregado por Bancamía, para pasar de sus actividades de “rebusque”, que incluían principalmente trabajos por turnos en restaurantes, a tener su propio carro móvil, donde vende jugos de naranja -preparados con borojó y multivitamínicos- tintos y aromáticas, entre otros.
“Lo que más me gusta de haber decidido emprender es que no dependo de nadie y todo depende de mí, si madrugo y si trabajo duro me va mejor y puedo brindarles un mejor bienestar a mis hijos para que estén tranquilos”, menciona Nathalia.
Este espíritu emprendedor que caracteriza a muchas mujeres en contextos vulnerables ha sido apoyado por iniciativas como Empropaz, que bajo un modelo de acompañamiento, cercano e integral, busca ofrecer oportunidades de crecimiento para que las emprendedoras y microempresarias adquieran habilidades empresariales, a través de formación empresarial individual y especializada, y accedan a productos y servicios financieros en condiciones especiales, además de tener una guía por parte de asesores empresariales expertos que les ayudan a construir, implementar y consolidar sus planes de negocio.
La sostenibilidad de estas unidades productivas no sería posible sin el desarrollo de habilidades empresariales y personales, junto con acceso a servicios financieros, que contribuyen a empoderar a las mujeres en su decisión de emprender. Por tal motivo, el proceso de formación y acompañamiento de Empropaz tiene un enfoque de género, abordando temas como: negociación, juego de roles y plan de vida, para que gestionen equilibrio y planeación entre su realidad personal y empresarial, reconociendo la importancia de la economía del cuidado en sus familias y entornos.
De esta manera, de acuerdo con los Indicadores G de Empropaz, un análisis que estableció variables destinadas a comprender y explicar las brechas de género dentro del Programa, se ha identificado que las mujeres participantes, al terminar su proceso, disminuyen el 10% del tiempo que dedican a actividades no remuneradas relacionadas con el cuidado de la casa y los miembros de su familia, horas que representan una oportunidad de inversión en su formación, productividad y bienestar personal.
Además, hablando de jefatura de hogar, el 84% de las mujeres participantes del Programa declararon tener mayor independencia económica porque generan más ingresos y les permite ser más activas en la toma de decisiones en torno al dinero.
De esta manera, se ha logrado apoyar a 6.638 mujeres, 29% de ellas manifiestan haber sido víctimas del conflicto, en 92 municipios afectados por pobreza y violencia, para hacer realidad sus proyectos de emprendimiento que se encuentran ubicados principalmente en los sectores de comercio y servicios, en 17 departamentos del país.
Estas realidades que se han evidenciado a través de las experiencias de las mujeres que han sido acompañadas por Empropaz están alineadas con la última Encuesta de Calidad de Vida publicada por el DANE, que muestra que, mientras en 2020, el 39,8% de los hogares encuestados tenía jefatura femenina, en 2021, este indicador creció a 43,1%, siendo esta cifra mayor en las ciudades que en las zonas rurales.
“Para Bancamía, este es un indicio de que cuando se habla de reducción de pobreza y acceso a los recursos, nos reta llegar todavía a más mujeres; por eso, desde los orígenes de Empropaz, siempre estimamos una priorización a los emprendimientos de ellas, que hoy ya alcanzan al 59% de los beneficiarios del programa y que han recibido formación empresarial especializada como complemento de los procesos de inclusión financiera, facilitando así la puesta en marcha de nuevos negocios y fortaleciendo las microempresas existentes”, destaca Viviana Araque Mendoza, presidenta ejecutiva de Bancamía.
Así es como lo ha experimentado Nathalia, en San Vicente del Caguán, quien encontró en Empropaz una oportunidad para empoderarse económicamente, eligiendo la vida y el negocio que ella quiere, planeando un futuro mejor para sus hijos y visualizándose como una emprendedora exitosa que crece desde su interior para transformar su realidad en medio de un entorno desafiante como jefa hogar.