Copoazú: una respuesta para la sostenibilidad ambiental del Caquetá.

Cada vez es más frecuente que cadenas de restaurantes nacionales ofrezcan entre sus menús bebidas de frutos amazónicos como el arazá, el asaí o el copoazú, pero hace 20 años esto era casi imposible, incluso para cualquier local o turista de la Amazonia colombiana.
Hoy gracias al programa de Investigación Sostenibilidad e Intervención del Instituto Sinchi, se define al copoazú como un producto agroecológico, el cual se cultiva bajo un sistema agroforestal, una alternativa sostenible y rentable de producción agrícola que contribuye a la conservación del medio ambiente.
Luego de un trabajo articulado con las comunidades de la región y la cooperación internacional, los productos amazónicos son conocidos y apetecidos, ya no solo se habla de bebidas hechas a base de dichos frutos, sino que se proyectan otros derivados como helados, salsas, mermeladas y tortas.
Un árbol de copoazú (Theobroma grandiflorum) puede llegar a los 18 metros de altura en estado silvestre, cultivado alcanza una altura entre 5 a 8 metros. Se trata de una de las más de 1.200 especies identificadas como plantas útiles de la Amazonia colombiana. Su fruto es de acidez intermedia y alto contenido de vitamina C.
La composición química de la pulpa de copoazú, su sabor, textura cremosa y el balance entre azúcares y ácidos orgánicos lo han convertido en un producto ideal para su transformación. En la industria alimenticia es utilizado para elaborar helados, chocolates, bebidas, snacks, postres y aderezos, mientras en la industria cosmética se utiliza para cremas, aceites y diferentes productos para el cuidado de la piel y el cabello.
“El copoazú es una insignia de esta región, es nuestro cacao amazónico y con él se puede innovar. Yo preparo mermelada de copoazú, de su pulpa y almendras hago tortas, batidos, postres. Todo lo que pueda hacer lo hago con copoazú”, afirmó Jiménez.
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