Ser madre y ver crecer a su hijo fue el motivo que Gilma tuvo para dejar las Farc.

Comprar mi casa y confirmar una familia era solo sueños en el grupo armado, hoy gracias al programa de reintegración ya han sido metas cumplidas.
Con tan solo dos años en el proceso de reintegración, Gilma Lorena Solano, es la protagonista de una de las historias más exitosas en la ruta de reintegración teniendo en cuenta que ahorró el pago complementario de un año para la compra de su vivienda que le permite garantizar el techo de sus 5 hijos de los cuales tres son adoptados.
“yo empecé desde un comienzo ahorrando el pago que me hacía la ARN, que era de $480 mil pesos mensuales, de ahí únicamente sacaba lo de pagar arriendo de la casa donde vivía con mis hijos, siempre traté de no gastar nada para poder comprar mi casita y gracias a Dios hoy logré comprarla en el pueblo donde quería y donde vivo muy feliz con mis hijos” cuenta la señora Solano.
La parcela y los cultivos
“En tan sólo dos años que llevo en la ruta de reintegración y gracias al profesional de la ARN que me atiende una vez al mes, la vida me ha cambiado mucho porque ya tengo mi casa y una parcela donde cuido pollos, gallinas, cerdos, patos, peces y también cultivo, plátano, yuca, piña, maíz, frijol que son los que me dan el sustento y le genero empleos a mis tíos que son unos señores de edad, pero muy dedicados al campo” manifestó la mujer que perteneció al grupo armado y actualmente recibe los beneficios del programa de Reintegracion del Gobierno Nacional.
Gilma Lorena Solano cuenta que el profesional reintegrador ha hecho que se olvide de la vida que llevaba en el grupo armado porque genera espacios que la mantienen muy ocupada en el tema de estudios y cursos que garantizan no pensar en el pasado “ahora solo pienso en mis hijos, mis estudios y en salir adelante”.
Un militar activo es el amor de su vida
“Vivo tranquila y muy enamorada de mi esposo porque la vida me dio nuevas oportunidades, porque cuando llegue al programa de desmovilización conocí un militar que con su forma de ser se ganó mi confianza y mi corazón, él es un ser maravilloso, detallista y nunca me pregunta por el pasado desde que empezamos hace tres años hemos tenido una relación de pareja muy bonita, aunque él no permanezca en mi casa por su trabajo”, dijo Gilma Lorena Solano.
“A él ya le falta poco para salir pensionado y entonces empezaré una nueva vida al lado del hombre que amo y que me ha sabido entender a pesar de todas las dificultades por las que hemos pasado porque no me gusta su trabajo, pero sé que muy pronto estará conmigo luchando juntos por nuestros hijos”, así proyecta su futuro la protagonista de la historia de aprovechamiento de la ruta de Reintegracion de la ARN en el Caquetá.
La señora Solano contó sobre su paso por las Farc “Ingresé al grupo armado a los 12 años nunca fui reclutada yo me fui sola porque el mejor amigo de mi hermano me violó y eso me hizo pensar que todo el pueblo sabía lo que me había hecho y de pena decidí irme, pero cada que llegaba me devolvían porque era muy pequeña, a la tercera vez que llegué me dejaron y empecé con instrucción y adoctrinamiento por lo que nunca volví a casa”.
En el encuentro con la mamá
Uno de los momentos que más recuerda la mujer de sus últimos años, fue el reencuentro con su mamá “A los siete años me volví a encontrar con mi mamá yo siempre estaba pendiente de ella y me entere que estaba cerca de donde yo estaba y la mande a llevar, la verdad el encuentro fue muy corto, pero muy emotivo, los abrazos se confundieron en las lágrimas hasta que me tocó regresarla porque yo ya no podía estar en el sitio donde nos encontramos y porque no quería que nada malo le pasara”.
“Durante el encuentro ella siempre me insistió que regresara a la casa, pero yo ya estaba convencida de la lucha porque había crecido con los conocimientos subversivos y ya no quería salir de allá, se regresó muy triste y eso me dolía, pero no había nada que hacer porque yo ya veía a los compañeros de lucha como mi propia familia”, recuerda Gilma.
“En los 16 años que duré en el grupo armado fue la única vez que volvía a ver a mi madresita, pero siempre estuve muy pendiente de ella hasta el día que decidí volarme por no someterme a un consejo de guerra donde todos los guerrilleros del campamento decidían si perdonaban la falta o si debía ser fusilada”.
Fueron momentos difíciles lo que vivió la excombatiente luego de salir de las filas de la guerrilla “Al regresar a casa estuve unos días y luego me fui a trabajar en el campo en una finca muy lejos de donde había estado porque el comandante Leider me perseguía por todo lado. Hizo muchas maniobras con mucha gente incluso con la Policía para que me capturaran y con los mismos del grupo me mandaba a buscar, por eso hice en salirme porque él me tenía entre ceja y ceja para matarme, porque fue un loco maniático que siempre lograba lo que quería y hacia lo que fuera por lograr el objetivo, pero yo fui más ágil y logre escapar”.
Los hijos
Sus hijos con la mayor motivación para salir adelante, según cuenta “En esa finca estuve mientras pasaba el tema de la fuga, pero con el tiempo me vuelvo a comunicar con el grupo armado me perdonan y regreso, pero ya no como guerrillera raza sino externa o miliciana y es cuando decido ser mamá con o sin esposo a los 23 años, nunca viví con el papá de mi hijo mayor, aunque ahora tengamos una buena relación él con su vida y yo con la mía”.
“Ver crecer a mi hijo fue lo que me motivo a salir del grupo ilegal porque yo ya no quería cargar con el equipo, el fusil y mi hijo entonces me salgo al pueblo y un amigo me hablo del programa de desmovilizados y aquí estoy”.
“Además, al salir me hice responsable de uno de mis sobrinos hijo de mi hermano muerto por tema pasional en el Ecuador una sobrina hija de mi hermana mayor y otro sobrino hijo también de mi hermana en niño porque para mí simple serán mis niños lo motive para que se metiera a prestar el servicio militar porque no quiero que coja malos pasos como los que me tocó vivir por capricho y decisión propia pero que hoy ya con uso de razón no lo volveré a hacer”.
Su hijo mayor hace poco hizo juramento de bandera, ella viajó a la ceremonia que se realizó en Florencia para acompañarlo porque asegura que siempre estará pendiente hasta que salga del batallón. También manifiesta que a sus otros hijos les quiere dar estudio para que en el futuro sean unos profesionales que le puedan servir al país.
Concejal del pueblo
“soy una convencida que el trabajo en equipo arroja buenos resultados y los vecinos y amigos al ver mi trabajo y valentía para salir adelante, aunque mucho no saben que yo pertenecí a un grupo armado ilegal me han propuesto ser concejal de pueblo, es un tema que no me disgusta, pero aún no he contemplado la idea porque soy muy independiente y me gusta luchar sola y ahora con mi esposo y mis hijos para conseguir lo que me propongo” explica la señora Solano.